¿Qué es?

Es una filosofía de vida. Es un abordaje holístico del cuerpo.

La Osteopatía es la ciencia y el arte de diagnosticar y de tratar las disfunciones de movilidad de los tejidos del cuerpo humano, que provocan trastornos y perturban el estado de salud del organismo. Para ello emplea técnicas manuales inspiradas en la anatomía, la fisiología y los mecanismos auto-reguladores del cuerpo.

El cuerpo es una unidad.
La estructura y la función están relacionadas.
El cuerpo tiene la capacidad inherente de repararse.
El cuerpo puede enfermar si pierde alguna de las capacidades de autorregulación y reparación.
El movimiento de los fluidos es esencial para el mantenimiento de la salud.
El sistema nervioso juega un papel esencial en el control del cuerpo.

Qué es para mi la osteopatía.

Es escuchar a la persona, que me cuenta lo que cree que le pasa. Es Escuchar al cuerpo con mis manos, que a menudo me cuenta cosas distintas que la persona misma.

Una escucha tranquila, respetuosa, consciente, que no juzga lo que me cuenta el cuerpo.

El cuerpo expresa vida de dos posibles maneras: fluyendo con la vida o resistiéndose a ella.

Son las personas que se resisten a la vida las que vienen a verme. La resistencia se expresa a modo de estrés y ello se manifiesta en los tejidos.

Cuando un paciente está bajo estrés, sea consciente o no, el mecanismo de adaptación o supervivencia básico se pone en marcha: la mente se pone en modo ALARMA. Este estado te lleva a estar alerta, intentando controlar no “sabes qué”, intentando protegerte de cualquier cosa que puedas pensar que te puede generar sufrimiento… todo ello, te lleva a estar más pendiente “de lo que me puede suceder” que de simplemente: ser, estar y fluir. Este estrés te lleva a la desconexión de ti, te separa de ti, del estado natural de coherencia.

Bajo estrés, el paciente, simplemente va rápido, acelerado, sus tejidos también, no sueltan, nada suelta, porque todo funciona “en modo de alarma”.

Cuando el paciente se tumba y, por primera vez en días o meses, puede confiar, poniéndose en manos de otro, soltar, es cuando la magia sucede.

Lo llamo magia porque para mi es mágico. Yo me aseguro de estar tranquilo, observante de mi y de los tejidos. Les contacto con respeto, cariño y escucho su historia.

A menudo la historia es un largo silencio, pero que debe ser contado. Estos largos silencios son reparadores, sanadores y con un enorme sentido.

 

Cuando hago esto, llevo la mente consciente del paciente a estados de relativa relajación en la que puede hacerse consciente de la mente inconsciente que se expresa en el cuerpo.

Debemos calmar la mente que está en modo ALARMA para que pueda ver, sentir y hacerse consciente de que hay otra parte de mi ahí, una parte que no queremos escuchar.

En esencia lo que hago es acompañar al cuerpo a estados de relajación profunda en el que se puede soltar, liberar, transformar, corregir, reconectar con su esencia.

Acompaño al cuerpo a estados en el que todo se para, la mente suelta, todo suelta, todo se para. El cuerpo respira, fatigado de lidiar con tantas tensiones. Por fin, puede volver a empezar a hacer lo que siempre ha hecho: cuidar-te, sanar-te, estar presente, así te tienes en cuenta.

Todo potencial de sanación emerge de la nada, de parar, de soltar.